Haciendo la lista de cómics de animales antropomorfos tuvo que salir sí o sí, una de mis tiras cómicas favoritas: Krazy Kat.
Hace muchos años escribí este artículo para un sitio web que tenía (y de donde recuperaron algunos artículos acá, gracias Ludovika) y que ahora recuperé para el blog:

En un principio suena extraño. Hasta tonto. Una tira cómica que extiende hasta el infinito el eterno triángulo de malos entendidos, ya que A ama a B, B ama a C y C detesta a A y odia (al parecer) a B. Pero en la singular y particularísima obra del estadounidense George Herriman (1880- 1944), esta aparente comedia de equivocaciones se transforma en una obra delirante, divertida y profundamente crítica.
A es Pupp, un perro Policía, ampuloso, severo guardián de la ley y el orden, quien se encuentra perdidamente enamorado de B, que es Kat, un extraño gato (Herriman nunca aclaró el género del mismo, lo cual provocó más de alguna polémica, por el velado homosexualismo del asunto, según algunos), soñador e ingenuo, que ama intensamente a C, un ratón perverso llamado Ignatz que no cesa de tirarle ladrillos en la cabeza a la menor oportunidad. Lo que genera que el perro policía lo meta en la cárcel (si lo descubre, claro). Hasta que vuelve a escapar, para… volver a tirarle ladrillos a Kat, quien, no por eso deja de amarlo. Al contrario. Los tres principales personajes parecen disfrutar su continuo sadomasoquismo, invirtiendo así Herriman la cotidiana situación de perro odia a gato, gato odia a ratón y el ratón como víctima siempre (una característica que sería retomada más adelante en muchas caricaturas animadas desde Tom y Jerry, Ren & Stimpy e Itchy & Scratchy, por citar algunas)
Herriman mismo tenía afición por realizar tiras cómicas excéntricas, generalmente con personajes que tenían alguna fobia o manía y la llevaban hasta sus últimas consecuencias. Krazy Kat surge debajo de la tira cómica de Herriman: La Familia Dingbat, la cual vivía obsesionada con ruidos debajo de su piso, que eran justamente provocados por Krazy e Ignatz; quienes en 1913 debutan con una tira propia; la cual se mantendría hasta la muerte de Herriman. Resultó un universo tan especial y único que no siguió con la tira luego de la muerte de su creador, como ha pasado con otras tiras cómicas como Peanuts o con los mismos dibujos de Disney. Herriman comienza la senda de universos tan personales en el mundo del cómic como Dave Sim con Cerebus o Bill Waterson con Calvin & Hobbes.
Puede parecer una broma cruel. El mejor representante en cómic de “a shaggy-dog story” (un cuento aburrido que nunca termina, es la traducción más exacta).
Pero de aburrida esta tira cómica no tiene nada. Al trío principal se le suma su extraño hábitat, el condado de Coconino, mezcla de desierto de Arizona, con ocasionales huracanes, donde podemos encontrar desde los típicos vendedores americanos de puerta en puerta de comienzos de los ’20, santones hindús, una fanática cigüeña (Joe Stork) con su paquete y correspondiente bebé de la cual todos huyen, una señora pata (la sra Cuacua) entrometida y chismosa, el fabricante de ladrillos local Kolin Kelly (quien sustenta toda esta historia al otorgarle un suministro infinito de ladrillos a Ignatz) y variopintos personajes en la tradición de Herriman, como un osito ecuatorial (este es uno de los episodios más recordados por lo surrealista de la situación).

La influencia de Krazy Kat ha sido vastísima: ya sea en autores como Walt Disney o el mencionado Bill Waterson , entre otras características por el particular y riquísimo uso del lenguaje cinético, el hecho que el segundo plano jamás fuera igual e incluso el uso de viñetas únicas. Herriman adquiere confianza a lo largo de los años y comienza a hacer las cosas a su modo: rompe convenciones como el uso de los clásicos cuadros seguidos para hacer de pronto una sola viñeta que ocuparía toda la página. Además está el notable uso del lenguaje para caracterizar a sus personajes, por ejemplo Krazy habla en un dialecto de Brooklyn extrañísimo (era que no) y Pupp emplea un lenguaje rimbombante, como para señalar su posición de autoridad (aunque paradójicamente nadie lo respete).
Krazy Kat fuera del mundo del cómic también ha generado admiración, generando comentarios, estudios y ensayos de autores tan importantes como Umberto Eco, Jack Kerouac y ee. Cummings, entre otros. Aunque en español se ha publicado muy poco de la vasta producción de Herriman (recordemos que son casi 30 años de tiras cómicas dominicales) pues la dificultad a la hora de la traducción es un factor importante y sigue siendo un cómic para un sector minoritario de aficionados, recordemos que se realizaron varias series animadas: una serie animada, que se exhibió en Chile hace más de una década (la cual no contaba con la aprobación de Herriman o sus herederos pues Krazy aparecía definitivamente como una gata) y para variar el consabido merchandising (que incluye desde muñequitos; observemos el peluche o muñeca de Krazy que sostiene la niña en la foto de Herriman hasta portadas para obras de ballet).
https://www.youtube.com/watch?v=d0zfvgN7j9o&t=24s
A mi parecer es una de las pocas tiras cómicas que merecen sin lugar a discusión, el nombre de clásicos y que pueden leerse como un simple divertimento, una trágica historia de amor, una profunda crítica a la sociedad y lo que es mejor, todo a la vez.
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