La tercera vez que me invitaron como guía de lectura al Seminario online “Yo, mediador” de Troquel; decidí que luego de Ubik y La mano izquierda de la oscuridad, debíamos volver a los clásicos y Frankenstein, por siempre.
Acá mis comentarios del libro:
«Conocimiento es saber que Frankenstein no es el monstruo.
Sabiduría es saber que Frankenstein es el monstruo».
Frankenstein: clásico literario, inspiradora de muchas novelas y películas posteriores, novela de terror, novela de ciencia ficción, novela feminista y novela gótica. Ha sido catalogada de gótico tardío justamente por los escenarios donde transcurre la acción: castillos, cementerios, el mar en medio de una tormenta y el hecho que el protagonista luche contra los infortunios que él mismo crea. La criatura se yergue como una figura trágica.
Al igual que Drácula, siento que es otro clásico que no se lee tanto (las películas fueron muy importantes a la hora de fijar la imagen, ninguna muy fiel al libro, cambiando a la criatura muchísimo, por ejemplo, la criatura habla y razona, cosa que no sucede en la película de James Whale que nos legó la imagen más icónica, la de Boris Karloff). Penny Dreadful debe ser de las pocas adaptaciones televisivas, que sin ser una adaptación exacta de la novela, toma tanto al Dr. como a la criatura (que usa el nombre de un poeta inglés: John Clare) e incluso al concepto de «novia de Frankenstein» de manera magnífica. No sólo físicamente (tuvieron el detalle de dejar los ojos de la criatura acuosos y amarillos, cosa que se expone en la novela y que es uno de los atributos físicos que producen incomodidad a quienes lo conocen, aunque la gente no supiera porqué, porque son ojos de un animal, de un predador, no son ojos que parezcan humanos) sino también sicológicamente: la criatura es profundamente culta, habla muy bien, ama la poesía (hechos que aparecen en el libro) y en un momento de gran depresión también viaja al Polo Norte (como empieza y termina la novela). Esto se ha interpretado de muchas maneras (porqué el Polo Norte), pero uno de las que más me gusta es que en la ciencia ficción el frío casi siempre se muestra como un infierno, ya que lleva a que las cosas se detengan. La criatura que no podía morir con casi nada, huye al Ártico para morir o al menos que su vida se detenga, se congele (hasta que luego es encontrado en este bloque de hielo y revive). Es una suerte de criogenia anticipada, la criatura puede permanecer sin envejecer y sin morir durante años y años. Esto se cambia en las películas de la Universal por un final más cristiano, donde el «monstruo» es atacado por la gente del pueblo con fuego y cae en estas llamas, llamas de un infierno cristiano, llamas que provocan la muerte de criaturas como las brujas y los vampiros.
La autoría del libro fue complicada en su momento, porque si bien aparece el nombre de Mary Shelley como autora (que no publicó con un seudónimo, como era habitual), muchas personas de la época asumieron sin más que el autor realmente había sido su pareja (que ya era un famoso poeta): Percy Shelley (quien buscó editorial para el libro). Si a eso sumamos que él revisó el texto (corrigiendo algunos errores ortográficos y dando su opinión en algunas partes) esto contribuyó a la confusión. Por eso se menciona que el libro tiene 3 ediciones: el original de 1817, el corregido por Shelley de 1818 y la revisión completa por Mary (¡que la reescribió entera!) de 1831. En algunas ediciones especifican el año por lo mismo (curiosamente el original de 1817 es mucho más crudo que las revisiones posteriores). En este archivo se pueden leer los facsimilares: http://shelleygodwinarchive.org/contents/frankenstein/
Sin duda alguna, la vida de Mary Shelley influyó mucho en esta obra. Siempre se alegó que era imposible que una muchacha de 18 años escribiera algo tan complejo y profundo como esta novela, pero ella ya había vivido mucho en sus pocos años: quedar huérfana de madre, vivir una relación compleja con su padre, detestar a su madrastra pero adorar a su hermanastra, huir con ella y con Shelley sin casarse a vivir lejos de su patria, sufrir abortos y perder a una hija de pocos meses de vida. Frankenstein es uno de esos casos donde el autor (la autora) es inseparable de su obra (como le sucede a Bram Stoker con Drácula). De hecho, Mary Shelley escribió muchos cuentos y ninguno tuvo el eco que tiene Frankenstein, quizás porque en él, volcó todos sus conocimientos, anhelos, miedos y esperanzas (Roger Dodsworth: El inglés reanimado, cuento donde describe la historia de una persona que revive luego de estar congelado y que muchos tomaron por un caso real, puede ser otro cuento que causó gran impacto, pero no tuvo ni de cerca el eco que tiene Frankestein).
El título completo de la obra nos da ya muchas pistas: «Frankenstein o el moderno Prometeo». Prometeo, en otra versión del mito, crea a la humanidad con arcilla y agua, lo cual lo asemeja aún más a Víctor Frankenstein (quien también crea vida a partir de restos humanos, animándola con electricidad, en la primera película de 1910, Frankenstein crea vida como si fuera un alquimista). Otro aspecto importante es que el castigo de Prometeo parece no tener final (es un tormento sin fin, que experimenta a nivel físico), muy parecido al que experimenta después Víctor (un tormento que sólo termina cuando muere).
La pregunta es ¿por qué Frankenstein es el monstruo? Podemos pensar que es por el orgullo de creerse dios, de tentar al destino (pecado del hibris), de crear algo sólo por el poder de hacerlo, pero creo que un punto que se destaca poco es sencillamente porque es un mal padre: abandona a la criatura y la deja a su suerte. Ni siquiera la nombra, lo cual la convierta en algo a «medio hacer». No la ve como una persona, la ve como una cosa y la novela (y la criatura) lo que quiere es provocar que ese padre abandonador se haga responsable (lo que logra al final ya que lo persigue por todo el mundo intentando que la criatura pague por sus crímenes, cuando él comenzó con un crimen también).
Aquí el capítulo 11 es clave porque hace eco de la teoría del «buen salvaje» de Jacques Rousseau (de 1762, por lo que no cabe duda que Mary Shelley leyó el libro donde habla de ella: «Emilio o la educación»): el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe. La criatura se nos presenta entonces como un lienzo en blanco, predispuesto al bien, pero que al recibir primero el abandono por parte de su padre y el odio de la sociedad que lo ve diferente, decide tomar venganza. No es menor que la criatura se llame a sí misma «Adán» («Adam of your labours»), pues en cierta medida se nos presenta como el primero de una sociedad distinta, que no quiere tener nada que ver con los humanos. Su diferencia es extrema y al aceptarla se da cuenta de su inmensa soledad y de ahí la petición de una compañera (especialmente cuando se entera que Frankenstein está prometido).
A pesar de estar prometido, Frankenstein se aleja de la humanidad y se pone por encima de ella. No confía sus problemas a nadie, ni siquiera a su esposa o a sus amigos o colegas, en cierta medida, se condena a ser un solitario alejado de la raza humana, como su criatura. Aquí tenemos la paradoja que sólo él podría entenderlo, porque ha vivido lo mismo, pero se niega, porque no quiere verse como un igual a su creación.
Parece injusto y cruel que la criatura ataque a sus hnos, Elizabeth y la institutriz (porque son inocentes y desconocen además toda la historia), pero recuerda el eco de esa sentencia bíblica «que los pecados de los padres caigan sobre sus hijos», en el sentido que las consecuencias de los pecados de una persona, repercuten en generaciones posteriores. En cierta medida, el pecado de Víctor es el culpable de todo lo que le sucede a su familia (porque le impidió a la criatura tener una). Todas las familias se ven destruidas por esto (hay quien ve aquí una alegoría a lo que sucedía con los hijos fuera del matrimonio, a los cuales se les impedía ser reconocidos y tener una familia y eran considerados hijos de segunda clase).
Frankenstein prefigura además, un arquetipo de personaje (el del doctor loco, más que malvado) que toca directamente en cuál es el rol de la ciencia y cuáles son sus límites. No nos olvidemos que en la época existían los ladrones de cadáveres (otro antecedente de inspiración para Frankenstein), que le proveían a los médicos cuerpos para autopsias y en la premura por tener cadáveres frescos y evitar el problema de los desentierros, muchas veces estas personas asesinaban y luego cobraban por los cadáveres. Frankenstein, de alguna manera, también es un ladrón de cadáveres y podríamos pensar que todo su proyecto científico está condenado (maldito) desde el comienzo, debido a esto.
En cierta medida, el rol del monstruo es ser la voz de la razón y mostrar los vicios de una sociedad injusta (en ese aspecto, la novela puede considerarse también una sátira a las convenciones de la época). Lo que hace Jonathan Swift años antes en Los Viajes de Gulliver con la historia de los houyhnhnm y los yahoo: los caballos como criaturas racionales y buenas y a los yahoo que parecen humanos, como primates involucionados, incapaces de razonar. Gulliver empatiza de esta forma con los caballos, porque son ellos los que son más humanos al final (no dicen mentiras por ejemplo).
De las buenas adaptaciones que se han hecho recomiendo siempre «Las Crónicas de Frankenstein» que toma muchos elementos clásicos (la reanimación mediante electricidad, la discusión entre ciencia y religión, la idea de la criatura como un golem o un homúnculo que luego adquiere personalidad propia).

Algunos regalitos:
- Catálogo de la exposición «El monstruo de Frankenstein» en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires para leer en línea aquí.
- Libro para descargar gratis Frankenstein : celebración de un bicentenario : ensayos críticos sobre transposiciones de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires.
- La maravillosa obra sobre Frankenstein de la compañía Manual Cinema.
- Prólogo de Mary Shelley para la publicación en Standard Novels.
- Grabados de Lynd Ward para la edición de 1937.
- Los maravillosos grabados de Bernie Wrightson.
- La edición que recomiendo leer es «La noche de los monstruos» de Edhasa.
- Otra edición MUY recomendable es «Frankenstein anotado» de Leslie S. Klinger (de quien hay que conseguir su Drácula, HP Lovecraft y Sherlock anotado).
- Hablé casi hora y media sobre la novela con José Miguel Martínez en su podcast: Cátedras Paralelas.
Hola, Berna.
Solo diré que, motivado, hace poco adquirí un ejemplar (digital eso sí, para Kindle) de la novela. Y que tu texto es una motivación más para su lectura. Lo encontré en Twitter (que sirve para algo más que alegar, hay que escarbar un poco, pero se puede) y me gustó mucho. No digo que lo vaya a leer de inmediato, pero pronto será. Me comprometo a comentarlo acá mismo.
Saludos
Genial! me alegro mucho 🙂