Favoritos_MB_webEste 2020 me invitaron como guía de lectura al Seminario online “Yo, mediador” de Troquel; luego de Ubik, La mano izquierda de la oscuridad, Frankenstein y ¿Quién teme a la muerte?  pudimos comentar sobre este libro, uno de mis favoritos, sobre recuerdos, realidad y el proceso terapéutico de la escritura:

“Las metáforas tenían vida, y en ellas estaba definida mi identidad»

“De ciertas cosas al menos estoy seguro.
Me llamo Peter Sinclair, soy inglés y tengo, o tenía, veintinueve años.
Ya aquí hay una incertidumbre, y mi seguridad vacila. La edad es una variable: ya no tengo veintinueve años”

Conocí a Christopher Priest, gracias, una vez más, a la editorial Minotauro de Porrúa y se transformó en uno de mis autores favoritos. Quizás no es tan conocido en español, pero en los últimos años gracias a películas como “El gran truco” basada en su libro “El prestigio”, quizás un poco más. Tiene libros excelentes como “Un verano infinito” (colección de cuentos), “El glamour” (una novela de terror sicológico muy inquietante) y “Un mundo invertido” (donde volvemos a la ciencia ficción, con una ciudad que se mueve), entre otros.

LaAfirmación

Esta novela está estructurada de manera muy sencilla, pero a medida que nos vamos adentrando en la historia vamos descubriendo y sospechando cosas. En la primera parte, leemos cómo Peter Sinclair, nuestro protagonista, intenta escribir un diario de vida para poner algo de orden en la situación en la que se encuentra. Mucho de lo que describe al comienzo es una depresión clínica y es imposible dejar de pensar que el escribir sobre eso formó parte de un proceso terapéutico del cual somos parte también al leer. Esta parte se ha usado como ejemplo para describir el proceso de escritura, con todas las dificultades que implica. Así, lo vemos atravesar distintas experiencias vitales: el desamor y la posibilidad de enamorarse nuevamente, la búsqueda de su identidad, el trabajo creativo, el recontruirse desde un fracaso laboral, pero a medida que avanza la historia nos damos cuenta que Peter escribe sobre un lugar «imaginario»: El Archipiélago del Sueño, donde existe una lotería que otorga la posibilidad de someterse a un tratamiento (Atanasia) que permite borrar tus recuerdos, pero te hace inmortal. Peter gana esta lotería y se somete al procedimiento, pero tiene en sus manos el diario de sus recuerdos que habla de su vida en Londres, no en el Archipiélago.

La publicidad de la lotería de la Atanasia se plantea como algo permanente e invasivo durante toda la novela (acá es imposible no hacer el paralelo con la publicidad eterna de la “lotería de los proles” en «1984»). Las dos funcionan como una esperanza, un cambio de vida que se ve monótona y muy dura. Acá Peter (como Peter Pan) queda “fijado” en la edad (por eso la insistencia al comenzar el diario en decir que tiene 29 años), no envejecerá más gracias al procedimiento, pero esta decisión también lo aisla de todo contacto humano, ya que las demás personas que conoce, envejecerán y morirán. Aquí vemos la importancia de los recuerdos en construirnos como personas. Si el proceso te hace inmortal pero obliga a que borres tus recuerdos, ¿sigues siendo la misma persona? ¿Porqué alguien querría borrar todos sus recuerdos? (por eso puedo imaginar que Peter escribe su diario viviendo un intenso duelo).

Hay muchas explicaciones para la situación de Peter en la novela, pero no podemos olvidar que estamos leyendo la descripción de una realidad cuando el narrador principal no es fiable, pues describe una cosa y luego descubrimos por los otros personajes de la novela que esta realidad podría ser distinta. La insistencia en el color blanco, hace a muchos pensar que Peter está en un hospital (incluso en un hospital siquiátrico por el shock que ha tenido) y quizás resulta interesante pensar que toda la fantasía del archipiélago del Sueño y de la atanasia ha sido una forma de lidiar con el trauma y la pena y es una manera que tiene el cerebro de recuperarse a sí mismo. De esta forma, no podemos dar una realidad por cierta y la otra por falsa, porque ambas en cierta medida, son reflejos de la persona que es Peter (que está en permanente construción, como una identidad que no es fija y que siempre evoluciona).

Ya mencionamos que podemos leer la novela como la metáfora de un duelo. Ya sea por el amor perdido, por la infancia (el paso desde la juventud a la madurez) y por la persona que era Peter antes de comenzar su viaje (y perder la memoria) en el Archipiélago del Sueño. Me gusta que Priest haga la diferencia no sólo entre la realidad y ficción, sino también entre sueño y vigilia. Otro de los ejes en los que se mueve la novela, es entre el campo (adonde llega Peter a curarse) y la ciudad  (que abandona porque le resulta agobiante). También entre realidad y realidad virtual:  podemos imaginarnos el diario de vida que lleva Peter como un alter ego como los que construimos en instagram o facebook, una vida distinta a la que llevamos, la vida que quizás querríamos llevar y  que será una «vida» que quedará cuando muramos, un poco lo que le pasa a Peter cuando se somete a la atanasia.

De esta manera,  la estructura de la novela nos recuerda a «La noche boca arriba» de Cortázar y a todas las estructuras narrativas que están recreadas a partir de la famosa historia taoísta: “Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu”. La cita Borges en su “Antología de la literatura fantástica” y podemos pensar que también es una inspiración para otro cuento estupendo de Cortázar: “Continuidad de los parques”.

Una solución es pensar que ambos mundos puedan coexistir porque Peter los recuerda a ambos y en cierta medida enlaza el paso de la niñez/juventud a la adultez (que puedo citar en obras como “Un puente hacia Terabithia“), sin que significa dejar la fantasía atrás. Cual obra de MC Escher podemos apreciar una escena (en este caso la vida de Peter) de dos maneras distintas y ninguna de esas dos es la “verdadera”. Peter, a través de la escritura y sus recuerdos toma conciencia que en el proceso de construir su identidad lo que decide ser es lo que prima. Es una afirmación, es decir sí a la vida (podemos entenderlo así como alguien que logra recuperarse de una gran depresión o un gran trauma, que vuelve a la vida: «Veía la atanasia como una negación de la vida, cuando en realidad era una afirmación”).

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Cada vez que leo el libro elijo una de las vidas de Peter, en Londres o en el Archipíelago del Sueño. A veces pienso que el proceso para ser inmortal (producto de ganar la lotería), es una forma muy complicada de procesar la culpa y la pena, donde se crea toda esta historia del Archipiélago para no recordar, al menos la vida que más le duele. Otras veces pienso en la solución más evidente: Peter está loco y describe delirios, confundiendo la realidad con el mundo de fantasía que imaginó. Y otras veces, pienso que Peter no se llama Peter y está escribiendo sobre una ciudad misteriosa llamada Londres 🙂

¿Lo han leído? ¿Qué les parece?

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12 comentarios en Libro favorito: La Afirmación

  1. Buen libro! Es de los escritores que ahora sigo. Tengo varias de sus cosas nuevas pendientes, en todo caso.

  2. Excelente análisis, porque no solo Berna nos habla del libro y de sus muchos niveles textuales, sino además nos muestra las variaciones de su sensibilidad como lectora, cómo esta lectura ha afectado su experiencia personal. Y eso es invaluable.

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