En agosto pasado, me invitaron desde Pasaporte Literario, una plataforma de suscripción literaria chilena (libros, arte, oficios y club de lectura todos los meses) para moderar el club de lectura de octubre que correspondía al libro «Profanaciones» de Valeria Vargas, publicado por Hueders. Pude disfrutar de la suscripción que incluía además del libro, varios regalos: una funda para libros, marcapáginas y una lámina de cianotipia, todo muy bonito y leerme en un día el libro que me pareció muy entretenido y terrible, como tienen que ser las novelas negras. El encuentro fue muy agradable, tuvimos la oportunidad de preguntarle a Valeria un montón de cosas y fue muy amable y clara para responder todo. Una muy buena experiencia.

Si bien es la segunda parte de la saga de Laura Naranjo (la primera es «El Misterio Kinzel») se puede leer sin problemas de manera independiente, el orden es cronológico y hay personajes secundarios que aparecen en ambas novelas (como el Alemán).

Texto de la contraportada: «Laura Naranjo escribe reseñas para una biblioteca virtual y trabaja en la transcripción de una colección de revistas espiritistas de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Fiel a su carácter solitario, vive en una casita interior, al fondo de un patio, que le arrienda a un cantante de ópera de escaso éxito que ocupa la casa principal. Una fría madrugada de invierno siente ruidos, en el sitio de al lado, donde antes hubo un caserón, y hoy solo un eriazo. Ese ruido es el disparador de los acontecimientos, pues bajo tierra se descubre un cráneo y una extraña medalla que llevarán a Laura a investigar por qué la casa donde vive, al parecer, no tiene dueño, y qué vínculos hay entre esa medalla, el cementerio ruso de Santiago y un lugar perdido en medio de la cordillera en el que, como diría Conrad en El corazón de las tinieblas, solo se atisba el horror, el horror». 

Chile tiene una gran tradición de novela policial y novela negra, desde la creación de Agustín Edwards de Román Calvo en 1953, el Sherlock Holmes chileno, los relatos policiales también de los años 50 del comisario René Vergara que están siendo publicados por Kalei editores, pasando por el detective Heredia de Ramón Díaz Eterovic, el detective Santiago Quiñones de Boris Quercia, además de personajes de historieta como El Viudo de Gonzalo Oyanedel, lo que ha significado que existan instancias como Santiago Negro o Puerto Negro, donde exponer y conversar de este género y sus autores.

Si bien siempre han existido mujeres que han cultivado este género, en esta oportunidad tenemos a Valeria Vargas que nos presenta a Laura Naranjo, un personaje un tanto atípico, ya que no se trata de una mujer detective o relacionada con la policía (por lo cual no maneja armas ni tiene acceso a este tipo de recursos), sino una mujer solitaria, que trabaja escribiendo y con pocos amigos que la ayudan a resolver casos. Sabemos que fue criada por sus abuelos, sus padres al parecer son detenidos desaparecidos, tiene un novio intermitente y la guía la tenacidad y obsesión por obtener justicia. Su trabajo en archivos es tratar de recuperar la memoria histórica y cada uno de sus casos, es justamente una lucha contra el olvido y una necesidad casi patológica de obtener respuestas.

Portada del libro

Tenemos un detalle desde el título del libro: «Profanaciones» que me pareció muy adecuado a lo que presenta la novela, pues partimos con el descubrimiento de una tumba en el patio de una casa donde aparece el esqueleto de un mono (que muchos confunden  con el de una guagua, en la línea de las leyendas urbanas). Es este descubrimiento fortuito lo que da comienzo a la serie de profanaciones sucesivas, desde el avance inmobiliario que parece depredar todas las casas y sustituirlas por edificios sin alma (tema que desarrolla la primera novela), la tienda de antiguedades y casa con reliquias familiares donde los personajes irrumpen en busca de respuestas y finalmente la inocencia de la gran ausente de esta historia: Ornella Vannucci, quien es buscada por Laura ya que necesita saber si está viva o muerta para entender que sucederá con la casa donde vive en principio y luego porque intuye que algo terrible le ha sucedido y necesita saber qué es.

El amuleto que rescata Laura desde el esqueleto de mono encontrado se transforma en un talismán que la llevará a enfrentar una parte del horror de la dictadura, donde el pasado vuelve una y otra vez porque no ha habido justicia (por lo cual se seguirán escribiendo novelas, cómics, cuentos y otras producciones culturales en relación a este hecho histórico), mientras nos vamos enterando de una trama que involucra asesinatos y la desaparición de la hija del dueño de casa, Ornella, que al parecer ha sufrido un destino terrible en manos de la CNI. Ornella es una sombra durante toda la novela, porque no sabemos cuál fue su destino y su paradero parece esquivar todos los intentos de Laura por encontrarla y saber más de ella.

La historia nos va mostrando distintos lugares muy reconocibles de Santiago, desde Nuñoa hasta el sanatorio de San José de Maipo y distintas realidades. Laura conversa con testigos, con deudos, con quienes parecen ser culpables o como mínimo sospechosos y lo hace desde una convicción total en que puede saber qué ha sucedido realmente. El amuleto del mono (cual pata del mono que cumple deseos que siempre se tuercen), que fue un intento para que las consecuencias de sus acciones no atrapen a su dueño, termina siendo la guía para Laura de que algo está mal y la protege en medio del peligro que surge a cada intento de descubrir la verdad.

La novela presenta personajes creíbles desde David, el cantante de ópera frustrado que le arrienda la casa a Laura y que era amigo de Vannucci, la amiga de Ornella, Claudia, así como la tarotista  que nos recuerda a la vidente de Pinochet y tiene escenas muy logradas como las fotos del horror y documentos de archivos que parecen desvanecerse con el viento del Cajón del Maipo, al final del libro y la certeza que la dictadura no sólo se apropió de casas sino también de cuerpos, lo que fueron vaciados de significado.

¿Les gusta la novela negra? ¿Han leído este libro?

1 comentario en Libro: Profanaciones de Valeria Vargas

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