Buscando entre mis papeles, encontré un artículo que hice hace muchos años para Goetia sobre la dicotomía Lilith – Berenice, como dos maneras de entender las distintas representaciones que han tenido las mujeres en la literatura de terror.

La primera representando a la mujer como una entidad devoradora y la segunda representando a la mujer como una entidad pasiva: 

« Yo soy Lilith Isis, el alma negra del mundo…

lo que el hombre temblando llama fatalidad…

soy la luna y tú nada mas que una estrella

soy la boca oscura que silba sobre los faros

desgracia a ti, miserable gusano que te arrastras”. (Victor Hugo).

Si quisiera explicar una de las maneras en que hemos visto representadas a las mujeres en la literatura de terror, podría dividirlas según las dos primeras fases del proceso alquímico: mujeres nigredo (Lilith) y mujeres albedo (Berenice). Madres oscuras y mujeres blancas.

La nigredo se asocia a la putrefacción y tiene que ver con integrar lo que se rechaza en la vida, lo que causa temor, la parte oscura, la muerte y disolución, pero que generalmente se ha representado sólo con la parte negativa de lo femenino, mostrándolas como entidades devoradoras que surgen de la oscuridad: castradoras, destructoras, dominadoras (en vez de mostrar su potencial como rebeldes y renovadoras mediante la destrucción).

De esta manera tenemos una serie de figuras mitológicas asociadas como Kali, Hécate, lamias (empusas), arpías, brujas, vampiresas (mujeres fatales, belles dames sans merci) y por supuesto: Lilith: símbolo de la mujer castradora, devoradora, dibujada y representada siempre muy chic por los simbolistas, utilizando como vehículo a personajes como Salomé, Lorelei, Dalila, Pandora, la Reina de Saba, Circe, arpías, sirenas o esfinges. Anais Nin en su texto “Venus Erotica” dice “Lilith es frígida lo que en las mujeres equivale a ser egoísta, masoquista, celosa y agresiva, es el único prenombre mitológico que recuerdo donde el autor consige aunar en un solo nombre los aspectos más negativos de las mujeres”.

Elle: Gustav-Adolf Mossa (1905)

¿Pero de dónde viene el origen de esta figura y porqué terminó siendo la representación de las mujeres como entidades devoradoras? Los primeros indicios históricos aparecen en Sumeria y Babilonia, donde se cruzan dos raíces “lil” viento y “lulti” lascivia. Asi tenemos un genio maléfico de la tormenta y el viento, la demonio Lamnu (en acadio Lamashtu) hija de An (acadio Anu), dios del cielo, de la cual es expulsada por su “maldad”. Se le llama “la devoradora, la furia, la enemiga, la ladrona”. Como es estéril (característica muy importante, lo veremos más adelante) ataca a mujeres embarazadas y bebés mediante las 7 maldiciones o fiebres de Lamashtu. También dentro de este panteón de demonios asociados a Lilith, se encuentra el íncubo Lilu (heredero del Lil sumerio) y el sucubo Lilitu o Ardat Lili.

Siguen las referencias en la cultura hebrea, donde se cruzan las raices “lail” noche, “laila” nocturna (en caldeo lilia), “loua”“garganta” y el prefijo árabe “lal” que significa devorar. De esta manera Lilith se nos revela como una entidad devoradora que surge en la oscuridad.

En Isaias 34, 14 y Job 18, 15 se la representa justamente como un demonio nocturno y el Zohar habla de la mujer de largos cabellos, nocturna y alada que con el semen desperdiciado engendra hijos (“prostituta, maldita, falsa, negra”).

Lilith tambien puede ser el “demonio del medianoche» del salmo 91. En el Alfabeto de Ben Sirah del siglo XI encontramos la version más conocida de Lilith como una madre roja (de similares caracteristicas a Azanami de la mitologia japonesa) pues luego del conocido episodio de rebelión y fuga del Paraíso (se suele asimilar a Lilith iconográficamente a la Serpiente del Paraíso) Lilith es conminada a volver por tres ángeles Snwy, Snswy y Sngfn, a lo cual se niega. Entonces ellos  la condenan a la muerte de 100 de sus hijos cada día. Así, tenemos al demonio hebreo que se lleva a los niños hasta 8 días después de nacidos y las niñas hasta 21 días (este plazo era ilimitado para los niños nacidos fuera del matrimonio). Para evitar esta desgracia se confeccionan amuletos con los nombres de los tres ángeles, solicitando protección. Lilith, entonces se transforma en una madre oscura. 

En la cultura Greco latina, tenemos a las lamias (en griego: empusas, quienes beben la sangre de niños). Lamia era una joven de Libia, hija del rey Belos, amada de Zeus, a quien Hera celosa, cada vez que daba a luz, mataba sistemáticamente a sus hijos (solo una hija, Seylla, escapa a este castigo). Lamia destrozada por el dolor, se retira a una caverna transformándose en un monstruo devoraniños. Para aumentar el castigo, Hera le impide dormir, lo que la enloquece aún más; pero Zeus, compadecido, le otorga el don de sacarse los ojos para que encontrase un poco de descanso.

De esta manera, vemos que las figuras de esta línea de significado, catalogan a las mujeres como brujas, arpías, víboras, brujas y vampiresas. Siendo estériles, las brujas por edad, las vampiresas porque están no-muertas. Son madres oscuras, al ser madres de todo, no pueden ser madres de manera individual.

En la literatura de terror, por supuesto, tenemos innumerables ejemplos simbólicos de mujeres de este tipo, sobre todo en sus inicios, quiero citar acá, mis favoritos:

  1. La madre de los monstruos: Guy de Maupassant
  2. La araña: HH Ewers
  3. La mujer alta: Pedro Antonio de Alarcón
  4. Miriam: Truman Capote
  5. La chica de los ojos hambrientos: Fritz Leiber
La araña sonriente: Odilon Redon (1881)

¿Conocen otros ejemplos?

 

9 comentarios en Lilith: mujeres en literatura de terror: parte 1

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