Favoritos_MB_webConocí los libros de Ursula K Le Guin por la editorial Minotauro de Francisco Porrúa (editorial magnífica en su época; ahora están reeditando su obra en formato Biblioteca, así que LEANLA). En un artículo de Ojo en Tinta dejé sugerencias de tres obras para comenzar, como por ejemplo, Lavinia, que destaqué en el artículo sobre 6 retellings de mujeres en la mitología griega 😉

Este artículo surge debido a la invitación de Leyenda Chile a dar una charla sobre literatura fantástica en el evento medieval «Leyenda Santiago» en el Café Literario de Parque Bustamante el 2018.  Agradezco la invitación que me permitió poder en orden mis ideas sobre el tema. Luego pude dar la misma charla en el Diplomado de Apreciación estética de los libros infantiles y juveniles de Universidad Católica, invitada por Fundación Entrelíneas. No está la charla completa, pero acá destaco algunos puntos interesantes:

Como hace casi 20 años no tenía acceso a internet, siempre me pregunté que significa la K en su nombre. Y porqué Ursula ocupaba la inicial de algo. Pensaba que quizás no quería contar qué era esa K. Mantenerla como una llave secreta. Finalmente me enteré que era el apellido de su padre: el antropólogo Alfred Kroeber. Y me fijé que esa K invisibilizada ha logrado aparecer y brillar en su obra. Quizás fue a propósito.

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Theresa y Alfred Kroeber: padres de Ursula K (Kroeber) Le Guin

El trabajo de Alfred Kroeber, quien fundó el Departamento de Antropología de la Universidad de California en Berkeley, estuvo basado en la continua curiosidad por el otro, la curiosidad por saber quién es, cual es su cultura y cómo se desenvuelve en sociedad. La cultura entonces, funciona como un elemento diferenciador, nos constituye en lo que somos y permite el diálogo. Algo bello en lo que que creía Kroeber era en la cultura como cultivo, si prestas atención y cuidado a tu mundo interior, esto se refleja afuera. Fue un pionero y discípulo de otro gran antropólogo estadounidense, Franz Boas. 

Le preguntaron hasta el hartazgo a Ursula K Le Guin si su trabajo en ficción se relacionaba de alguna manera con el trabajo antropológico de su padre, sobre todo considerando que su obra literaria ha sido catalogada como «Antropología ficción». Nunca lo dijo de manera explícita y la única vez que se refirió al tema fue que la literatura y la antropología: «se fijaban en detalles pequeños y en porqué la gente hace cosas y qué cosas hace y cómo se explica el hacerlas».

Sin embargo, mucho del trabajo de su padre sí que resuena, partiendo por el famoso trabajo de Alfred Kroeber con Ishi, último indio yahi que vivió fuera de la influencia occidental, aunque ella no lo conoció porque ya había muerto cuando ella nació. Su madre Theresa Kroeber (a quien no se le ha dado el mérito suficiente por este trabajo, que se transformó en un best seller) es quien escribió la historia de Ishi, cuyo título es muy revelador: Ishi de dos mundos). Los Yahi tenían una práctica cultural que requería que uno fuera presentado a un extraño por un amigo antes de poder decir su nombre y como Ishi ya no tenía ningún amigo (porque era el último de su tribu), no podía revelar su nombre, así que usó para nombrarse a sí mismo la palabra yahi para hombre: “Ishi”, práctica cultural que se repite en muchos pueblos originarios del mundo, catalogarse a sí mismos como «hombres» (entendido como: «personas»). Esta importancia de los nombres, de nombrar correctamente a los personajes es vital en la obra literaria de K Le Guin, sin un nombre adecuado, los personajes no aparecen, no tienen «sustancia». Para esto, destaco dos ejemplos clave:

  • Cómo adquieren su nombre los personajes en la luna anarquista de Anarres («Los desposeídos»): al azar. Si un nombre se repite, se considera que esas personas tienen un lazo especial y se les llama “hermanos de nombre”. Un nombre aparentemente trivial, que no significa nada termina significando mucho más, ya que es único.
  • Y en la saga de Terramar, al igual que en los cuentos de hadas, saber el nombre verdadero de alguien o algo te entrega poder sobre esa persona: todo esto lo aprendemos a través del personaje principal, que tiene muchos nombres: Duny, Gavilán (Sparrowhawk) y finalmente Ged. Este sistema de magia lo retoma después Patrick Rothfuss en «El nombre del viento». 

Además de tener presente la sombra de Ishi, en su ensayo: “Tíos indios” recopilado en “Contar es escuchar” (el mejor libro que leí el 2018) nos habla de dos figuras relevantes, que sí crecieron con ella, de las cuales hay ecos en su obra literaria:

  • Juan Dolores:  pápago (tohono o’odham: gente del desierto). El no conocía su cumpleaños, lo cual asombró a Ursula, que lo consideraba imposible y marcó en ella la importancia de tener una fecha que recordar, de crear ritos, presente en todo su trabajo.
  • Robert Spott: yurok, (olekwo’l: persona). Ella destaca que él no acostumbraba comer si había gente hablando en la mesa y que era un rito que la impresionó tanto que lo recreó muchos años después en «La mano izquierda de la oscuridad».
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Robert Spott, yurok.

Otro punto importante de la antropología y la literatura es el concepto de «Frontera», el cual nos hace aprender sobre la importancia de lo poco familiar. Es un concepto que se ha usado especialmente en la literatura de ciencia ficción y que nos hace empatizar con lo desconocido y darnos cuenta que: NOSOTROS SOMOS LOS ALIENÍGENAS.

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«El picnic de un millón de años» de Ray Bradbury donde se expone de manera clara el concepto de «nosotros somos los alienígenas».

A raíz de estos ejemplos podemos ver entonces que la antropología sí permea toda la obra de Ursula K Le Guin, que esa K de Kroeber sí es visible en todo su trabajo y se ha transformado en un homenaje a la diferencia, a hogares perdidos en el tiempo, a manifestaciones culturales que enriquecen y dan vida a planetas, archipiélagos y personajes para no olvidarlos nunca.

PS: Alguien me preguntó en la charla qué leer para los viudos y viudas de Le Guin, creo que «Kalpa Imperial» de Angela Gorodischer, «Bosque Mithago» de Robert Holdstock, «Puente de pájaros» de Russel Hoban y «Cuentos de un soñador» de Lord Dunsany son buenas recomendaciones para partir.

¿Y ustedes, qué opinan? ¿Cuál es su obra favorita de Ursula K Le Guin?

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21 comentarios en Ursula K Le Guin y la antropología

  1. Muy iluminadoras las conexiones que haces.
    Habiendo entrado a la literatura de Ursula K. Leguin recién ahora, a los 44 años, uno se da cuenta que hay un espesor diferente que otros autores del género, una cierta demora en los relatos, que requiere cierta madurez o paciencia para apreciarlo, y que no siempre se tiene siendo adolescentes (menos en estos tiempos del streaming).
    Encontré recién Lavinia en la Feria del Libro Usado de Santiago, y me pareció un tesoro maravilloso, justo cuando hace un par de semanas había terminado los Historias de Terramar en la edición completa de Minotauro. Lástima que no haya (hasta ahora) una edición a la altura de los Cuentos de Terramar.
    En fin, muy agradecido de tus posts. Saludos

  2. Lo que he leído de Ursula K. Le Guin me ha fascinado («Los Desposeídos» y «Terramar»). ¿Qué tal «El Eterno Regreso a Casa»? Lo vi el otro día en el Persa, y me picó el bichito de leerlo.
    Excelente blog, por cierto. Felicidades 😀

    • Muchas gracias 🙂 Es un libro complejo porque tiene mucha información antropológica (ficticia) de la sociedad que describe (cantos, rituales, etc). Puede hacerse un poco lento, pero si enganchas te gustará mucho 🙂 recomendable igual.

  3. La mano izquierda de la oscuridad lo encontré extraordinariamente trascendente la dejan en una posición muy superior a otros escritores de CF

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