El martes 22 de diciembre me invitaron junto con Pamela Morales, profesora de danza; Waldo Carrasco de Libros y Bibliotecas, Cristián Valenzuela de Deinón Editorial; a presentar el último trabajo de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta: «Nosotros los Selk’nam». 

Por acá el video de la presentación y algunas consideraciones sobre la obra:

https://www.facebook.com/librosybibliotecas2018/videos/230592751852484

 

Hace casi ocho años Carlos y Rodrigo me entrevistaron por un proyecto sobre el pueblo selk’nam. Conversamos sobre los nefastos dichos de Charles Darwin sobre los pueblos australes, que de cierta forma, validaron el genocidio posterior: «Jamás había visto yo, verdaderamente, seres más abyectos ni más miserables. (…) Cuando se ve tales hombres, apenas puede creerse que sean seres humanos, habitantes del mismo mundo que nosotros…» (Charles Darwin; Viaje de un naturalista alrededor del mundo); sobre las misiones salesianas en isla Dawson y Río Grande, donde confinaron, con horarios estrictos a un pueblo nómade (al cual uniformaron y cambiaron completamente su alimentación tradicional) mientras veíamos el innegable paralelismo con el campo de concentración que fue nuevamente Dawson muchos años después, bajo la dictadura militar.

Rodrigo conversaba de la impresión que había tenido cuando niño al ver la figura de Kotaix (Halahaches) en el Museo Nacional de Historia Natural, mientras yo le decía que en la renovación de 2012, se había agregado información sobre el genocidio selk’nam (mencionando el tema de los zoológicos humanos, escrito por Peter Mason y Christián Baéz en su libro de 2006 y retomado en Cautivos: Fueguinos y Patagones en Zoológicos Humanos de 2018; tema sobre el que Hans Mulchi hizo el documental Calafate en 2010, Omar Campos y Alvaro Díaz la novela gráfica «Raptados» en 2011 y que retomó Cristóbal Marín en «Huesos sin descanso: Fueguinos en Londres», en su libro de 2019) y Galo Ghigliotto en «El Museo de la Bruma», también el 2019.

Luego de horas conversando, era imposible negar que el genocidio selk’nam es tan simbólico, tan representativo de lo que se ha repetido tantas veces en Chile, que muchas personas (Anne Chapman, Lucas Bridges, Martín Gusinde, Alberto di Agostini, Mabel Arratia, Francisco Coloane, Complejo Conejo y muchos más) han abordado distintas facetas del mismo, desde su disciplina (antropología, música, danza, performance, teatro, fotografía, video, libros, cómics), construyendo un corpus tan rico que Carlos y Rodrigo van armando como si se tratara de fractales de un copo de nieve, intercándolo además con los distintos entrevistados y entrevistadas (Pamela Morales, Alvaro Díaz, Patricio Manns, José Luis Alonso Marchante (de cuyo libro: Menéndez, rey de la Patagonia hablé acá) Margarita Maldonado, Sandra Rogel, Tirso Troncoso, Martín Erazo, Alejandro Albornoz, Pavel Oyarzún, Oscar Barrientos), en su largo viaje como personajes de una historieta, que están intentando averiguar sobre los selk’nam.

Performance Proyecto Selknam de Complejo Conejo (2016)

De esta manera, tenemos así un metarrelato, donde se cruza la historia de una pareja (uno de ellos está obsesionado con los selk’nam y decide emprender un viaje a Tierra del Fuego); la historia de los selk’nam por quienes han investigado del tema y por la comunidad que existe hoy y también sobre la trastienda del proceso mismo de hacer historietas.

Es un viaje iniciático en todos los sentidos, un viaje al pasado y al presente, donde el grafismo de Rodrigo en tinta y grafito, en blanco y negro, es muy poderoso y evocador, sobre todo por el cambio de registro y especialmente en las viñetas donde aparece el color rojo (que no diré cuáles son, pero podrían imaginarse).

Carlos y Rodrigo se transforman gracias a la historieta en otros cazadores de sombras (Mankacen) como Martin Gusinde con sus fotografías y Alejandro Albornoz con su música; interrogándose sobre el porqué esta historia terrible resuena tanto hoy, donde podríamos decir sencillamente:  porque es verdadera, porqué pasó y sigue pasando, personas de pueblos originarios, custodios de su tierra, de los espacios que nombraron y que forman su geografía tanto interna como externa, se ven enfrentados ahora al mismo asesinato selectivo de quienes ostentan el poder, para quienes vale más el terreno para colocar estancias ganaderas (en ésa época) o ahora hacer edificios de departamentos, canchas de golf o plantaciones de paltos.

Mención aparte para la edición de Deinón, quien tuvo un cuidado único en agregar una galería de ilustraciones que suman muchísimo a la obra (como la que agrego más abajo) y en crear una tipografía especial con la escritura de Rodrigo, que entrega gran legibilidad a los globos de texto, además de la hermosa portadilla final. 

Kwányip

 

Un gran orgullo haber participado con un grano de arena en esta obra, que creo, será un clásico, por cómo está abordado este tema y la manera de ordenar y presentar una historia que nunca terminamos de conocer, más allá de las poderosas imágenes que nos observan, hasta el día de hoy.

¿Lo han leído? ¿Qué les pareció?

3 comentarios en Comic favorito: Nosotros, los selk’nam

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