Le toca el turno a la colección n° 10 que tengo incompleta, una colección clásica, amada por muchos, odiada por otros y que en lo personal, me terminó encantando luego de mi inicial vergüenza ajena por sus famosas portadas, que hacía imposible leerlas en público sin que la gente mirara con cara de asco (muy comprensible, por lo demás).
Me refiero, por supuesto, a la colección Gran Super Terror de la editorial Martínez Roca.