Favoritos_MB_webAntes que comenzara la pandemia, me invitaron de Planeta Cómics, junto con Felix Vega y Francisco Ortega a presentar el cómic de Martín Cáceres: «Leviatán: Arturo Prat en las montañas de la locura» en Shazam Comics.

Acá algo de lo que dije:

Me tocó hablar específicamente de las influencias, homenajes y cameos que hace Martín en esta obra.

Martín siempre vuelve a sus obsesiones y gustos en sus cómics; la guerra, los uniformes, barcos y armas (que dibuja con gran precisión de experto) y las aventuras. Este caso no es la excepción. Lo que sí, lo lleva al límite al tratarse de una obra en la que es autor completo, transformándola en toda una experiencia visual, llena de detalles, donde el trabajo hecho por Verónica Montecinos con los grises, da textura y profundidad al dibujo, enriqueciéndolo y permitiendo que los detalles no resulten confusos.

El cómic está estructurado de manera muy clara, secuenciando la aventura por océanos, lo que también traza una línea del recorrido que realiza el Leviatán (barco fabricado por Nikola Tesla), pasando desde el Pacífico hasta llegar al Ártico.

Partiendo de una obra y un universo como es 1899 de Francisco Ortega y Nelson Daniel, Martín hace confluir además el universo de Julio Verne, HP Lovecraft y E.A Poe en esta aventura sobre Arturo Prat en las montañas de la locura (con pingüinos ciegos, por supuesto).

Todas estas influencias las toma, añade un poco del universo de ciencia ficción de Jorge Baradit (esa ucronía que leemos en Synco y en Policía del Karma) y las tuerce un poco más: sus monstruos lovecraftianos (Azatoth y Dagon) son monstruos vistos al microscopio (tardígrados, por ejemplo)  y nos va dejando una estela de personajes y agrupaciones reales, como Moebius, Madame Blavatsky, Otto Rahn y la Ahnenerbe (que también ha servido de referencia para Hellboy y el BPRD de Mike Mignola), Aleister Crowley,  Skorzeny y el plan Odessa, las Waffen SS, las revistas de detectives Black Mask, incluso aparecen Chadwick, Augusto Pinochet y Toribio Merino, prefigurando lo que sucederá con ese Chile hipertecnologizado donde se ambienta la historia.

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Detalles de lo que encontramos en Leviatán (imagen de www.ergocomics.cl)

Estos personajes y situaciones reales se mezclan con personajes y objetos literarios como Luis Uribe de 1899, Ismael de Moby Dick, el profesor Liddenbrock de Viaje al centro de la tierra (Julio Verne), la cavorita de Los primeros hombres en la luna (HG Wells) y dos personajes de cómic chilenos, como son Cortínez de GAE 13 (homenaje a Máximo Carvajal) y uno de los avatares de Mortis, el Dr. Tyss Morgan. Cada uno de esos personajes escogidos son facetas de una joya querida por Martín, parte de su universo de lector de historietas y novelas de aventuras y resulta increíble que haya logrado ponerlos a todos al servicio de una historia coherente, donde ninguno esté puesto al azar y todos tengan su función.

De esta manera, nada se explica de buenas a primeras y tampoco hay un glosario de personajes que nos explique quiénes son uno a uno. Buena parte del misterio y del recorrido del Leviatán es el que hacemos también nosotros como lectores de la obra, que vamos atando cabos y descubriendo quién es la Mocha Madre o los chamakani y atahaulpas. O nos deleitamos con el esmero que pone Martín en detalles como la publicidad de los afiches en las calles o los nombres de los comercios (como Laird Brothers, un astillero que existió en la realidad).

Es un trabajo muy cuidado,  no sólo en la expansión de un universo como el de la metahulla, sino en plantear una aventura que va más allá de ser un mero spinoff de la serie y tiene peso propio, usando para eso todos los personajes queridos por Martín Cáceres, fuente de inspiración y en este cómic, canto de amor a un género: la historieta.

¿Lo han leído? ¿Qué les pareció?

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3 comentarios en Cómic favorito: Leviatán: Arturo Prat en las montañas de la locura

  1. Siempre agradecido de tus reseñas, tan eruditas pero no por ello menos seductoras. Esta me recordó los cruces de Alan Moore en The League of Extraordinary Gentlemen, por momentos abrumadores. Saludos

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